viernes, 12 de noviembre de 2010



Desarrollo del adolescente

Es de esperarse que el desarrollo de los niños de 12 a 18 años de edad abarque acontecimientos importantes y predecibles a nivel mental y físico.

Durante la adolescencia, los niños desarrollan la capacidad para:
  • Comprender contenidos abstractos, como conceptos de matemática superior, y desarrollar filosofías morales, incluyendo derechos y privilegios
  • Establecer y mantener relaciones personales satisfactorias al aprender a compartir intimidades sin inhibición o miedo
  • Ir gradualmente hacia un sentido más maduro de identidad y propósitos
  • Cuestionar los viejos valores sin sentimientos de temor o pérdida de identidad
DESARROLLO FÍSICO:

La adolescencia se caracteriza por cambios físicos enormes que trasladan a la persona desde la niñez hasta la madurez física. Los cambios tempranos de la prepubertad se notan con la aparición de las características sexuales secundarias.
Las niñas pueden empezar a desarrollar los brotes de senos a los 8 años de edad, con un desarrollo completo de ellos que se alcanza en algún momento entre los 12 y los 18 años. El crecimiento del vello púbico, así como también el vello de la axila y de la pierna, comienza normalmente alrededor de los 9 ó 10 años de edad y alcanza los patrones de distribución adulta alrededor de los 13 ó 14 años.
La menarquia (el comienzo de los períodos menstruales) ocurre en forma característica alrededor de dos años después de notarse los cambios iniciales de la pubertad. Puede suceder incluso hacia los 10 años o, a más tardar, hacia los 15 años, siendo el promedio en los Estados Unidos aproximadamente a los 12.5 años. Entre los 9.5 y los 14.5 años se presenta un crecimiento rápido en la estatura en las niñas, alcanzando el punto máximo alrededor de los 12 años.
Los niños pueden comenzar a notar agrandamiento escrotal y testicular incluso a 9 años de edad seguido de cerca por el alargamiento del pene. El tamaño y la forma de los genitales adultos se logra normalmente hacia la edad de 16 a 17 años. El crecimiento del vello púbico (así como también el vello de la axila, pierna, pecho y cara) en los hombres, comienza en los niños alrededor de los 12 años y alcanza los patrones de distribución adulta más o menos entre los 15 y 16 años.
Un crecimiento rápido en la estatura sucede en los niños entre las edades de más o menos 10.5 a 11 años y 16 a 18 años, alcanzando su punto máximo alrededor de los 14 años. La pubertad en los hombres no está marcada con un incidente súbito, como lo es el comienzo de la menstruación en las mujeres. La aparición de emisiones nocturnas regulares (poluciones nocturnas) marca el inicio de la pubertad en los varones y ocurre normalmente entre las edades de 13 y 17 años, con un promedio alrededor de los 14.5 años.
Los cambios en la voz en los hombres suceden normalmente junto con el crecimiento del pene y la aparición de emisiones nocturnas ocurre con el punto máximo de aumento de estatura.
COMPORTAMIENTO

Los cambios rápidos y súbitos a nivel físico que experimentan los adolescentes normalmente le agregan a este período del desarrollo las características de timidez, sensibilidad y preocupación sobre los propios cambios corporales; a la vez que se presentan comparaciones angustiosas entre sí mismo y los compañeros.
Debido a que los cambios físicos quizá no ocurran en un plazo regular y sin problemas, los adolescentes podrían pasar por etapas de incomodidad, tanto en términos de apariencia como de movilidad y coordinación física. Pueden surgir angustias innecesarias si a las niñas adolescentes no se las informa y prepara para el comienzo de los períodos menstruales o si a los varones adolescentes no se les suministra información precisa acerca de las emisiones nocturnas.
Durante la adolescencia, es apropiado para los jóvenes comenzar a separarse de sus padres y establecer una identidad individual. En algunos casos, esto puede ocurrir con una reacción mínima de parte de todas las personas involucradas.
Sin embargo, en algunas familias, pueden surgir conflictos significativos sobre los actos del adolescente o gestos de rebeldía y sobre las necesidades de los padres de mantener el control y hacer que el joven sea obediente.
A medida que los adolescentes se alejan de los padres en búsqueda de su propia identidad, el grupo de amigos o compañeros adquiere un significado especial, ya que puede convertirse en un refugio seguro, en el cual el adolescente puede probar nuevas ideas y comparar su propio crecimiento físico y psicológico.
En la adolescencia temprana, el grupo de compañeros por lo general consta de amistades no románticas, a menudo incluyendo "pandillas", bandas o clubes. Los miembros del grupo de compañeros con frecuencia intentan comportarse y vestirse en forma semejante, tener códigos secretos o rituales y participar en las mismas actividades. A medida que el joven avanza hacia la adolescencia media (14 a 16 años) y más allá, el grupo de compañeros se extiende hasta incluir amistades románticas.
Las personas jóvenes que no tienen la oportunidad de tales experiencias pueden mostrar dificultad para establecer relaciones íntimas en la vida adulta.
Los adolescentes típicamente demuestran comportamientos compatibles con varios mitos de la adolescencia:
  • El primer mito es que ellos están "en escena" con la atención de otros constantemente centrada en su apariencia o en sus acciones. Esta preocupación se desprende del hecho de que los adolescentes gastan mucho tiempo pensando y mirándose a sí mismos y es simplemente natural suponer que los demás estén también pensando y mirándose. En realidad, esto no es así, porque "los demás" (por lo general los compañeros) están demasiado preocupados con su propia situación. Este egocentrismo normal puede parecer (especialmente para los adultos) que raya en la paranoia, el narcisismo o incluso la histeria.
  • Otro mito de la adolescencia es el del ser indestructible. Esta creencia se alimenta con la idea de que "eso nunca me sucederá, sólo a los demás". En este sentido, "eso" puede representar estar embarazada o contraer una enfermedad de transmisión sexual luego de no haberse protegido en la relación; causar un accidente automovilístico mientras se conduce bajo la influencia del alcohol o las drogas; desarrollar cáncer de boca como resultado de mascar tabaco o cualquiera de los numerosos efectos adversos de una amplia gama de comportamientos peligrosos.
CONSEJOS PARA LA CRIANZA
Por lo general, los adolescentes requieren una privacidad en la que puedan contemplar los cambios que se llevan a cabo en sus cuerpos. Lo ideal es que el joven tenga su propia habitación, pero si esto no es posible, es necesario destinar algún lugar privado.
Fastidiar al adolescente sobre sus cambios físicos no es bueno, ya que puede causar timidez y vergüenza.
Los padres deben recordar que el interés del adolescente por los cambios corporales y temas sexuales es desarrollo normal y natural y no necesariamente indica tendencia hacia la actividad sexual.
Los padres deben tener cuidado de no rotular los comportamientos e instintos como erróneos, "enfermos" o inmorales. Los adolescentes pueden experimentar o considerar una gran variedad de comportamientos y orientaciones sexuales antes de sentirse cómodos con su propia identidad sexual.
Un resurgimiento del complejo de Edipo (atracción del niño por el progenitor del sexo opuesto) es común durante los años de la adolescencia. Los padres sanos hacen frente a esto, notando los cambios físicos y la atracción del niño, a la vez que se enorgullecen del crecimiento del joven hacia la madurez sin cruzar los límites de la relación adecuada entre padre e hijo.
Es normal que el padre o la madre encuentren al adolescente atractivo, particularmente ya que el joven con frecuencia se asemeja en apariencia mucho a lo que el otro padre (del mismo sexo) era a una edad más temprana. Esta atracción puede hacer que el padre o la madre se sientan incómodos, pero se debe tener cuidado de no crear distancia, lo cual puede hacer sentir al adolescente responsable. No es apropiado que la atracción de un padre por su hijo vaya más allá de esa simple atracción como padre, dado que cuando dicha atracción traspasa las fronteras de la relación padre e hijo, esto puede llevar a comportamientos íntimos inadecuados con el adolescente, conocidos como incesto.
La búsqueda de la independencia por parte del adolescente se presenta como un aspecto normal en su desarrollo y el padre o madre no deben considerar esta situación como una actitud de rechazo o pérdida del control. Para ayudar aún más al adolescente en crecimiento, los padres deben seguir siendo una figura constante y coherente, disponible como una caja armónica para las ideas del joven, sin dominar ni truncar la identidad independiente que está surgiendo en la persona joven.
A pesar de que los adolescentes constantemente retan a las figuras de autoridad, necesitan o quieren establecer límites, ya que ello les brinda una frontera de seguridad en la cual crecer y desempeñarse. Establecer límites se refiere a reglamentos y reglas negociadas y predeterminadas con respecto al comportamiento.
En contraste, las luchas de poder surgen cuando la autoridad está en juego o el "tener la razón" se convierte en un aspecto principal. Estas situaciones se deben evitar, en lo posible. Al fin de cuentas, una de las partes (normalmente el joven) resulta dominado, causándole desprestigio. Esto puede provocar que el adolescente sienta vergüenza, insuficiencia, resentimiento y rencor.
Los padres necesitan estar preparados y reconocer que existen conflictos frecuentes que se pueden desarrollar durante la crianza de los adolescentes. La experiencia puede estar influenciada por aspectos sin resolver de su propia niñez, así como también asuntos sin resolver de los primeros años del adolescente.
Los padres pueden esperar que sus posiciones de autoridad sean reiteradamente desafiadas, a medida que los niños entran y avanzan a través de sus años de adolescencia. El hecho de mantener líneas de comunicación abiertas y claras, incluso negociables, así como también límites o fronteras puede servir para minimizar los conflictos mayores.
La mayoría de los padres expresan un sentido de aumento del conocimiento y de crecimiento propio a medida que le hacen frente a los retos de criar adolescentes.

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